Las abundantes precipitaciones caídas en estos meses han dejado el suelo en estado de saturación.
Los canteros no pueden infiltrar más agua. Los senderos empastados no logran escurrir el agua abundante de las lluvias y se encharcan.
La Chacra se ha llenado de charcos y pequeñas cañaditas, antes inexistentes. A través de ellas, el agua que el suelo ya no puede absorber, corre pendiente abajo.
En las chacras vecinas, la producción se recoge diariamente para llevar al mercado. Los trabajadores rurales no detienen su tarea y cosechan aún, bajo fuertes y continuos aguaceros.
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