El pasado 20 de marzo comenzó el OTOÑO en el hemisferio sur. Durante el mes de abril se mostró templado y húmedo en el Uruguay. En mayo las temperaturas descendieron, las mañanas y las tardecitas-noches, se presentaron frescas, incluso frías.
Como siempre ocurre durante el otoño: las noches comenzaron a ser más extensas, los termómetros registraron gran amplitud térmica, las temperaturas siguieron bajando indicando la proximidad del invierno.
Los cambios que se producen durante esta época del año, condicionan la vida en general. Las personas, los animales vertebrados e invertebrados y los vegetales, experimentan cambios. Estos se advierten en funcionamientos orgánicos internos, en los aspectos exteriores, en las conductas, los hábitos y las costumbres.
Las plantas en general, sienten las modificaciones de la temperatura, la humedad y la luminosidad, y esto afecta su producción. Se generan por ejemplo, producciones de flores, de frutos, de semillas, que determinan algunas cosechas de cultivos hortícolas, forrajeros, medicinales, cerealeros. Se cosechan el maíz, el girasol, la soja, el sorgo.
El trabajo en las chacras es meticuloso y cuidado para acompañar a los vegetales durante los cambios de humedad, temperatura y fotoperíodo. Algunos árboles cambian de coloración de sus hojas. De verdes mudan a amarillas, ocres, marrones; se secan y se caen. Los árboles que tienen esta cualidad son los caducos – o caducifolios - En su mayoría son especies foráneas, adaptadas a las bajas temperaturas y escasa luz solar de su región de origen.
Ese cambio de color de las hojas durante la estación del otoño alerta sobre la próxima pérdida de las hojas hacia el final de la estación y el invierno. La energía que antes se concentraba en las hojas verdes, se recoge hacia las raíces y tallos para mantener a la planta durante los meses más fríos.
Muchos mamíferos cambian su pelaje, de fino a grueso, para protegerse durante el invierno. Los reptiles se aletargan, o se esconden, algunos se preparan para hibernar. Ciertas aves emigran a zonas más templadas; aunque muchas permanecen en sus hábitats. Decenas de especies de invertebrados permanecen con muy poca actividad o se quedan en estado de vida latente (ninfas, crisálidas)
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