Admirado por todos, por su cabeza, copete, garganta y babero rojo carmín brillante. Su espalda y plumas de las alas son grises y su vientre blanco. Su pico es gris claro.
Su canto es un deleite para los oídos.
Es frecuente en ambientes rurales de monte y agrícolas. Raramente es visto en las ciudades.
Es un animal muy amigable, es usual observarlo cercanos a los hogares y compartiendo espacios con horneros, y calandrias.
Son monógamos, su pareja dura toda la vida, nidifican en posiciones altas de los árboles. Los construyen con forma de cuenco o taza, compacto, bien armado y utilizan fibras vegetales y crines de caballo. Colocan 3 huevos por estación, de color blanco celestón bien manchados. La incubación dura 15 días y está a cargo de la hembra.
Los individuos juveniles se identifican fácilmente por carecer de color rojo y presentar tonos marrones. Se los observa fácilmente junto a los adultos y el principal encargado de este período de crecimiento y hasta los 8 o 9 meses es el macho.
Generalmente se los observa en parejas, incluso en grupos. Sobre todo en invierno, se lo observa alimentándose en el suelo. Consumen granos, frutos e insectos. En el período de crecimiento de los pichones, deben cazar cientos de insectos para alimentar con buena cantidad de proteínas a sus crías.
Se distribuye en todo Uruguay, siendo más abundante en el litoral. Es residente permanente. No migra. Su zona de distribución también abarca la parte central de Argentina, centro y sur de Brasil, Paraguay y Bolivia.
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