Cuando decimos cazadores rápidamente pensamos en una persona con armas cazando animales silvestres. Grandes mamíferos como los tigres o leones. Un enorme cocodrilo atrapando en sus fauces un antílope.
Pero al recorrer la Chacra, observando con atención, muchas veces haciendo especial silencio, y estando atento a pequeños rincones, nos encontramos sorprendentes cazadores.
Otras veces cuando tomamos una fotografía, al ampliarla nos sorprendemos con lo registrado.
Recorriendo el tajamar esta semana, no vimos ningún cazador, pero podemos intuir que allí anduvo alguno, al encontrarnos con el cráneo de dos apereá y restos de sus pelajes. También solemos encontrar a nuestro querido Sepé agazapado y en grandes corridas detrás de una liebre y otras veces disfruta glorioso por la recompensa obtenida.
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